Joven ingeniero enseña a hacer empresa en Perú a través del juego

martes, 17 de noviembre de 2009 | | | |

La inconformidad fue el punto de partida para Javier Zapata. Cuando laboraba en el área de mantenimiento de un laboratorio farmacéutico se sentía atrapado. “Quería crear”, asegura el ingeniero mecánico. Hasta que dio el primer paso. Al principio, el miedo y la inseguridad lo embargaron, pues no sabía con certeza qué hacer.
Por suerte, halló lo que buscaba en el Centro de Innovación y Desarrollo Emprendedor de la Universidad Católica. Al principio lo sedujo la idea de ayudar a otras personas a formar sus propia empresas y alcanzar sus metas. Al poco tiempo decidió hacer realidad su sueño.
La crisis política y el destape de la corrupción generada por los “vladivideos’ en el régimen fujimorista fue el marco ideal para darle vida a su primera obra maestra, como la llama con cariño. Así nació el juego de mesa Presidente. “Recuerdo que iba a la casa de un amigo para saludarlo por su cumpleaños. Apenas llegué le pedí un papel y un lápiz para plasmar toda la lluvia de ideas que tenía contenida”, cuenta.
Fue toda una experiencia concretar su proyecto. Primero, diseñó y dibujó cada uno de los personajes. No obstante, comprendió que lo mejor era tercerizar su elaboración para agilizar el lanzamiento.
Le tomó en promedio seis meses el proceso creativo y una inversión inicial de S/.5,000. “Una parte provino de mis ahorros y la otra de amigos cercanos”, precisa. Para Javier, lo más complicado fue ubicar buenos proveedores. “Era trabajoso, pero no imposible”, acota. En 2001 salió al mercado Presidente. La originalidad de su proyecto le abrió las puertas de supermercados Wong, de Zeta Bookstore y de Librerías Crisol.
A COCACHOS APRENDÍ. La lúdica propuesta se ganó de a pocos la preferencia del público. Sobre todo de los más jóvenes. Sin embargo, contenía errores que tuvo que corregir y descubrir en el camino. Uno de ellos era la poca claridad de las reglas del juego. Por tal razón, elaboró un nuevo reglamento que fue inmediatamente colocado en su página web para las personas que ya habían adquirido el producto. En aquella oportunidad vendió hasta 800 unidades. “En esa primera incursión no obtuve una utilidad, pero me sirvió para ganar experiencia”, afirma con aplomo.
QUIERO SER EMPRESARIO. “Mi meta era adaptar la realidad de las micro y pequeñas empresas peruanas en un juego didáctico, pero también divertido”, confiesa. Así nació Empresario, una iniciativa que entrena la habilidad para tomar decisiones y para ejecutar estrategias.
Esta vez –con la destreza adquirida– mejoró su proceso de pruebas. De este modo, salió al mercado en 2003. No contó con que sería rechazado por supermercados Wong. Ese impedimento detuvo por un prolongado tiempo el auge de su empresa, la que ya había bautizado como Malabares.
En 2007, decide hacer un relanzamiento. “Saqué una segunda versión mejorada que se vendió en colegios, en institutos y en universidades. Tuvo una buena acogida. Inclusive ingresó a las tiendas Ripley”, manifiesta.
PLANES FUTUROS. Para 2010, planea presentar al mercado dos nuevas propuestas. La primera tendrá como eje temático el proceso de exportación, y la segunda será sobre los seres mágicos del Perú, como el muqui, el tunche, el pischtaco, entre otros.
Asimismo, prepara la versión virtual de Empresario a través de Facebook. Estará lista dentro de tres meses. Zapata está convencido de que está modalidad no va a sucumbir ante la avalancha de los juegos virtuales. “Cualquier actividad puede ser plasmada con creatividad y en el Perú eso sobra”, admite.


Fuente: primerapaginaperu

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